A 384.400 de La Tierra se encuentra el único satélite natural del planeta, la Luna. Tras cinco décadas sin misiones tripuladas, la NASA enviará en 2025 a dos astronautas con la misión de localizar el lugar adecuado en el que establecer una base permanente en la superficie lunar. La aventura está repleta de retos humanos y técnicos. Establecerse allí no es sencillo. Para poder desplazarse, es fundamental desplegar un Vehículo Lunar Terrestre (VTL) que pueda moverse por su Polo Sur, donde las condiciones son extremas. Este artilugio necesita una rueda que funcione a temperaturas superiores a 100 °C e inferiores a -240 °C, con suficiente capacidad para soportar la exposición a la radiación solar y galáctica, y que garantice la máxima duración y tracción en estos suelos tan agrestes.

El reto, de entrada, suena a argumento de ciencia ficción, pero el primer prototipo de este neumático lunar para la NASA ya es una realidad gracias a Michelin. Para conseguirlo, sus ingenieros han recurrido a la impresión en 3D y al biomimetismo, una disciplina científica que busca implementar soluciones tecnológicas innovadoras inspiradas en la naturaleza. Su diseño dota a esta rueda de una gran capacidad de carga y, a su vez, le permite adaptarse al terreno suelto y a las zonas de cráteres lunares. Unos años antes, a finales de la década de los 90, Michelin ya había suministrado los neumáticos del transbordador espacial, imprescindibles para un aterrizaje seguro de la nave al regresar de su misión.

En Michelin se trabaja para que, en 2030, el 40% de sus materias primas sea de origen vegetal o sostenible. Para 2050, el porcentaje debe alcanzar el 100%

Estos hitos son resultado de la apuesta por la innovación y la búsqueda de soluciones tecnológicas de una compañía volcada en la calidad de sus productos, que van más allá de los neumáticos. Su experiencia y conocimiento acumulado desde hace 135 años han convertido a la multinacional de origen francés en una referencia siempre a la vanguardia y comprometida con el medio ambiente.

Los neumáticos son, por supuesto, la joya de la corona. La marca se ha ganado (con razón) una reputación mundial por fabricar gomas duraderas y fiables. Para ello, utiliza materiales de alta calidad y tecnología avanzada en la producción de sus cauchos, lo que garantiza su resistencia al desgaste y la capacidad de soportar las condiciones más exigentes en la carretera. Para lograrlo, Michelin realiza miles de pruebas cada año en laboratorios y en condiciones reales para asegurar que cumplen con los estándares más altos de rendimiento hasta el final de su vida útil.

Gomas que ahorran gasolina

Otra de las líneas de investigación está relacionada con el desarrollo de neumáticos que consuman menos combustible. La comercialización de ruedas más eficientes tanto para turismos como para camiones ha supuesto, desde 1992, un ahorro de casi 14 millones de litros de carburante y 35 millones de toneladas menos de CO₂ emitidas a la atmósfera. Además, muchos de estos cauchos se elaboran a partir de la reutilización de productos reciclados –vasos de yogur o botellas de plástico, por ejemplo– o mediante el uso de materiales sostenibles de origen natural como aceite de girasol, biomasa o incluso resina de pino.

En el campo de la investigación médica, la compañía comercializa polímeros biocompatibles que puedan utilizarse para ayudar a combatir determinados tipos de enfermedades

Otro de los compromisos de Michelin pasa por reducir, antes de 2030, la resistencia a la rodadura de sus neumáticos en un 20%. Con todas estas acciones, la multinacional busca aumentar la seguridad de los vehículos y sus usuarios durante los desplazamientos en cualquier estación del año. De hecho, ahora mismo está inmersa en el diseño de un prototipo de rueda que no se desinfla nunca, ni se pincha ni tiene aire. Un nuevo avance que demuestra la capacidad de innovación de este fabricante. Para conseguir todos estos productos, la marca recurre a las tecnologías más disruptivas, como los gemelos digitales, la inteligencia artificial, cloud computing y big data, la robótica, la realidad aumentada y la impresión 3D, entre otras.

El Vehículo Lunar Terrestre (VTL) puede moverse por su Polo Sur, donde las condiciones son extremas: necesita una rueda que funcione a temperaturas superiores a 100 °C e inferiores a -240 °C,
El Vehículo Lunar Terrestre (VTL) puede moverse por su Polo Sur, donde las condiciones son extremas: necesita una rueda que funcione a temperaturas superiores a 100 °C e inferiores a -240 °C,

La sostenibilidad es una de las líneas estratégicas de la compañía: toda su actividad debe ser respetuosa con el entorno y mantener en todo momento los niveles de seguridad. O lo que es lo mismo, la meta pasa por lograr neumáticos más duraderos que faciliten menos consumo de carburante y de recursos naturales, lo que se traduce en un menor impacto en la huella de carbono. En ese sentido, en Michelin se trabaja para que, en 2030, el 40% de sus materias primas sea de origen vegetal o sostenible. Para 2050, el porcentaje debe alcanzar el 100%. Otro de sus compromisos pasa por reducir el 50% de las emisiones de CO₂ en sus procesos productivos en 2030, y que en 2050 todas sus fábricas sean neutras en carbono.

Todos estos avances tecnológicos relacionados con los neumáticos han facilitado a Michelin la creación de materiales de alta tecnología para multitud de aplicaciones que poco o nada tienen que ver con el asfalto de la carretera. Su experiencia en mezclar y encontrar componentes químicos muy resistentes le ha permitido desarrollar materiales y productos diseñados para durar en ámbitos muy diferentes. Un ejemplo es el proyecto Wisamo (Wing Sail Mobility), la propuesta de la empresa francesa para descarbonizar el transporte marítimo. Este invento se basa en una vela fabricada con un tejido ligero y resistente que se infla por medio de ventiladores y se puede adaptar a todo tipo de buques mercantes. La propulsión eólica permite reducir hasta un 20% el consumo de combustible fósil del barco y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Este tipo de soluciones innovadoras resultan fundamentales para lograr una transición hacia un futuro más limpio y sostenible en el ámbito del transporte.

El gigante de los neumáticos está diseñando un vehículo que compite en el mítico circuito francés de Le Mans con un motor eléctrico propulsado por hidrógeno, un vector energético que puede jugar un papel determinante en la movilidad del futuro

Otra muestra más de la versatilidad de los conocimientos de Michelin es su participación en la tecnología sanitaria a través de Solesis, una firma especializada en biomateriales para el sector de la salud. Michelin comercializa polímeros biocompatibles que puedan utilizarse para ayudar a combatir determinados tipos de enfermedades. O la producción de pilas de combustible generado a partir de hidrógeno, tanto para turismos como para camiones. En estos momentos, el gigante de los neumáticos está diseñando un vehículo que compite en el mítico circuito francés de Le Mans con un motor eléctrico propulsado por hidrógeno, un vector energético que puede jugar un papel determinante en la movilidad del futuro.

En definitiva, Michelin desarrolla multitud de propuestas tecnológicas encaminadas a fortalecer la economía circular y la conservación de los recursos naturales, reducir las emisiones de carbono y avanzar hacia un futuro lleno de oportunidades en el que seguridad y sostenibilidad vayan de la mano.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *